
El monasterio de Cardeña
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Descripción
El primer vínculo histórico entre el Cid y San Pedro de Cardeña está datado en 1073, cuando el Cid ejerció en un pleito jurídico como defensor de los derechos de pasto del monasterio en las tierras del valle de Orbaneja. Todo indica que, a pesar de sus largas estancias fuera de Castilla, el Cid mantuvo relaciones con el por entonces poderoso monasterio. Sin embargo, la relación más "íntima" surgiría después de su muerte: el 5 de mayo de 1102 Jimena abandonó Valencia ante el empuje almorávide, y llevó a Cardeña el cadáver de su esposo, donde presumiblemente fue enterrado aunque algunas crónicas afirman que su cadáver, embalsamado con técnicas orientales, quedó insepulto para solaz de cuantos venían a visitarle. Más de 150 años después, en 1272, Alfonso X el Sabio, descendiente del Cid, ordenó construir un sepulcro para el Cid y Jimena. Los restos permanecerían aquí hasta la guerra de la independencia, cuando los soldados franceses saquearon las tumbas en busca de riquezas y desperdigaron sus restos por media Europa.